19 julio 2006

No sé.

Me siento ahogada, sí, como en una pequeña burbuja de cristal donde no ocurre nada y donde no hay nadie. Y tampoco quiero que me vean, que me vislumbren siquiera. Estoy cansada, cansada de la inercia, de la soledad que me consume por dentro, de esas entrañas de sangre que se encuentran en mi interior, como si la historia del mundo no fuera suficiente para alimentar la vida misma. Cansada.

Y yo quiero volver a sonreír como antes, no sufro por amor alguno ni esas tonteras que a veces suenan tan hermosas. Sufro por esta pasividad, por esta inercia que me tiene sin sonrisa, sufro sin sufrir, porque no siento nada. Porque me duele la cabeza y tengo un sabor amargo en mi boca, porque a veces tengo hambre pero no como nada, porque ya no quiero comer, porque ya todo me da asco. Sufro sin sufrir siquiera, porque no me siento, porque lo único que me hace respirar un poco es cuando estoy durmiendo, cuando vivo en sueños, aunque en sueños ni mis amigos me reconozcan.

A veces la gente no entiende y se enoja con uno, porque sienten que todo es tan fácil. “No tienes porqué sufrir” dicen algunos “Pero sale de ahí, deja el dramatismo, sonríe” dicen otros. Pero es inevitable, pues no me gusta fingir si no lo siento. No siento que sonría, no siento el hacerlo, no siento reír ¡No lo siento! Y me desespera… Me siento tan abajo… No tengo angustia, tengo inercia, tengo ahogo, como si me hubiese tomado cinco cajas de Ravotril al hilo, dopada al máximo… Y no he hecho nada más que existir ¿Es acaso la existencia una caja de Ravotril gigante? ¿Es acaso que estoy dopada al máximo por tan sólo pensar? O existir… o nada más… Nada más.

No hay comentarios.: