22 enero 2006

Arte


Tumba ingrávida de sueños estáticos. Tumba que guardas los rezos muertos de los vivos, que llameas con la carne podrida de un desgraciado con los ojos de cristal ¿Dónde te llevas los sueños de las voces quebradas?

Tumba de los mil amores, que condenas, que matas, que sufres.

Hoy tuve una conversación con Sof y Andrés, sobre el arte y todas esas cosas. Bastante interesante...

No creo que haya nada imposible, no creo que exista lo imposible. No quiero ser mártir, ni nada de eso, sólo quiero luchar hasta conseguir lo que quiero, luchar para que el arte renazca de las cenizas, luchar para que todos tengan oportunidad, luchar para enseñar a los que no saben. No quiero ser heroína y nada de eso, sólo quiero que la gente pueda maravillarse con el arte, que la gente pueda salir de su ignorancia. Aunque tenga que pisotear a miles de Piñeras, aunque tenga que desangrarme en las calles para que los ojos de los niños sin sueños comiencen a formar imágenes de esperanza. Puede que me crean loca, no sé, o algo imposible. Pero es lo que quiero hacer... Como alguien decía por ahí, el teatro educa... Lo ha hecho desde tiempos inmemoriales, desde que Dionisios bailaba con las bacantes en las fiestas del vino, frenesí y arte. El teatro, el arte plástico, la música... Todas las artes educan, educan desde el corazón, desde la cabeza, desde el mismísimo ser.

¿Quieren educar? ¿Queremos educar? Yo sí...

Ha sido genial estar con vosotros últimamente, siento como un nuevo grupo se va conformando... No es que todo tenga que existir en un grupo determinado, pero tenemos sueños parecidos, y una sóla pasión: El arte. Ya sea plástico, escénico o musical (¡Nos faltan músicos! XD), y nos conocemos, y creo que también el cariño está, o se está formando. Tomemos nuestros lazos, únamonos, mal que mal nos tenemos a nosotros y a nuestra pasión ¿Qué mejor poder unir todas las artes para hacer algo mejor?

Sof: Ojalá leas esto y me postees mala mujé :P Te quiero mucho amiga ¿ya? No lo olvides... Eres una de mis mejors amigas, más que una amiga una hermana.
Andrés: Ha sido genial conocerte este último tiempo, te quiero mucho también, aunque a veces me molestes
:( Igual te quiero :P
Héctor: ¡Te quierooo más que la mierda! Amigo de los tiempos remotosss:P

Anexus Artísticum:

Clau: La raja niña, me caes bkn :)! te quiero.
Bea(hermana Sof) : La adolescente que se ve mayor jejeje me caes bien niña :) sos muy simpática :)
Fran: ¡¡Para que decir!! Te quiero hermanis de copete.

Y un saludo para la madre de la Sof que nos llevó la otra vez a nuestras casas y que es un amor :)

15 enero 2006

Grandeza



Quizá, un quizá no valga, o tal vez el quizá quede atiborrado en las bocas de los hambrientos. Hambrientos solitarios que caminan sin voz ni nada, una nada que los quema lentamente hasta dejarlos como pintura de las calles de los mendigos.

Uno podría tal vez, dejar todas esas pretensiones tontas, todos esos sueños de grandeza, para ser uno más del montón. Pero seríamos carne en la boca de un vegetariano, muerte en el vientre de la vida, odio en el amor más profundo. Crecer, eso dicen nuestras almas que luchan dentro de este material podrido. Crecer, aprender, llorar a los muertos que viven en la locura de nuestros ojos. Ojos, ojos y más ojos, que no ven sólo lo terreno sino que indagan más allá, a donde nada es oculto, a donde todo puede ser. Lugar de no pretensiones vanas sino, lugar de pretensiones sinceras. La Grandeza no sólo es material, o quizá el sólo está demás. La Grandeza no se mide materialmente sino que se mide espitirualmente. En nuestros sueños, en nuestras pasiones. Pasiones imperecederas que trascienden hasta el infinito de los tiempos, tiempos sin término, tiempos quiméricos.

Tiempos de Grandeza.




06 enero 2006

Pedazos

¿Dejarías que tus sueños se
quebraran en mil pedazos por ese horror que te está acechando hace años?

Leonor: Una taza de café que estaba ya bien fría luego de los días que había estado sin nadie que la bebiera. Y los ojos, los ojos que se escondían detrás de las paredes, que acechaban lo inacechable. La taza, el café, los ojos, y los murmullos...

Amelia: De aquellos seres que no existen más que en los pensamientos ridículos de la gente.

Leonor: ¿Ridículos dijiste? Osas manchar con la sangre vil de tus venas todos esos pensamientos que encuentras ¿ridículos? Mírate primero antes de juzgar de ridículos a los demás. Los ojos siempre han acechado dentrás de las paredes, te guste o no te guste. Ellos siempre están allí, pendientes de lo que hacemos o no hacemos y nadie, ni tú, ni yo, ni la muerte misma los puede renegar ¿Me dirás que esos pensamientos son ilusiones de mentirillas tontas? O quizá suposiciones de gente ignorante, pero no, déjame decirte que no. Que no es así... Ellos nos acechan.

Amelia: ¿Lo puedes probar?

Leonor: En la noche de Luna llena pasada los pude ver después de tantos años de ausencia. O quizá de represión, no lo sé. No querían aparecerse ante mí, quizá me temían o yo les temía. Ellos nos ven, nos quieren, nos toman, se meten a nuestros pensamientos y nos adoran por ser como somos y quizá también por eso nos odian. Amelia, ellos están ahí.

Amelia: ¿Cómo me lo vas a probar hermana? ¡¿Cómo lo harás?! ¿No estuviste en la clínica internada hace algún tiempo? Si mis padres se enteraran de todo esto. Volverías.

Leonor: ¡No me creas! No me creas si quieres, pero ellos están ahí ¡Déjame terminar! Déjame hacerlo. Ellos estaban allí, sentados sobre nuestras butacas, como lo hacen siempre desde que tengo razón. Habían comenzado a cantar esa vieja canción que nos enseñó la anciana Libertad cuando éramos pequeñas. Esa canción que hablaba de los muertos, de los muertos que no se habían ido.

Amelia: ¿Y?

Leonor: Y me miraron, todos esos ojos grandes colmados de años en sí mismos me miraron, me sonrieron con sus ojos alegres, llenos de cristal. Luego se fueron, al amanecer se fueron.

Amelia: ¿Me dirás que estuviste toda la noche viendo esos supuestos ojos?

Leonor: Sí.

Amelia: Estás loca. Quizá deberías volver a internarte.

Leonor: ¡No me trates de loca! ¡Maldita época donde nadie cree nada! Malditos años de incredulidad. Claro, porque ahora lo único que les importa es la maldita reputación, los malditos vestidos, los malditos bailes. Y lo importante, la historia, la verdad, lo que está allí acechando no les importa nada.

Amelia: No, no nos importa nada.


- Fin-