10 agosto 2006

Triste indignidad


Las manos frías bajo ese chaleco triste. Bordado de soledad profunda. Triste indignidad la mía, de estar sentada lejos mirando las circunstacias tibias. Con los ojos en llanto por un vacío inexplicable, como si el mundo girara tan rápido que no soy capaz de sostenerme en los pies rotos. No hay fin ni tampoco comienzo, es como una mitad reiterativa de vacío, vacío, vacío.

Y es inexplicable porque no sé su provenir ¿De dónde? ¡De dónde y porqué siento esto! Que no quiero, no quiero sentirlo. Quiero reír pero no puedo hacerlo, no puedo estar tan plena y volar como antes. Que no puedo, no puedo y quiero. Me siento fuera del mundo, de todo ese mundo que me rodea, como si yo misma me hubiese borrado de la faz de la tierra. Mi visión enceguecida por esa soledad incauta. Con estas manos rotas, con estos pies sin piel. Ya no tengo donde ir, no sé dónde escapar. Hasta las palabras me parecen extrañas cuando las miro de reojo, cuando intento saber su misteriosa procedencia.

¿Quién tiene un poco de agua? O quizá de entedimiento para ayudarme a salir de aquí. El vacío es tan grande y frío y yo tan pequeña ¿Cómo puedo soportar el infinito?

02 agosto 2006

Decisiones

Sí, es hora de decisiones. No sé, tengo problemas con estas rodillas que no vuelan ya, que no funcionan ¿Dejar las cosas ahora (no dejarlas sino "congelarlas") o después? He allí el dilema fundamental, no hay nada más que eso ¿Qué hacer? ¿Qué hacer?