25 julio 2006

Sí, lo sé.

Bien, lo supe. Sí, sí, sí, así es. Lo supe y lo sé todo. Sé lo que pasó entre ellos mientras el “nosotros” que existía en ese momento había quedado en algo. Sí, sí ¿Qué? ¿Qué quiero llorar? No, en absoluto, no. Ya lo superé. Las cosas son porque son, y uno siempre siente cuando va a venir, uno siempre siente. Y yo lo sentía, por eso no me sorprende ¿Qué? ¿Rabia? Sí un poco, pero por el hecho de que “habíamos quedado en algo” nada más que eso, ah y porque quedé como una estúpida. Sí, una tontita. Pero bueno, lo sabía, es algo que no se puede negar ¡Sobretodo porque lo sé todo ahora! Y no importa, como decía, me lo esperaba. Incluso pensé que cuando ocurriera me sentiría mucho peor, pero ya lo ven. No es así ¿Ah? Sí, sí, estoy bien. La única “lata” es que los dos serán mis compañeros, entonces tendré que soportar ver eso en los pasillos ¿Cómo dice? ¡Claro que no me duele! Sólo digo que es una molestia, ya sabe, tan poco tiempo de estar separados y ya se encuentra a otra. Mm sí, tiene razón. Es verdad, sí, sí. No, sólo digo que es una lata nada más ¿Cómo dice? Ah no, eso me lo guardo para mí ¡Ja! ¿Qué voy a estar ventilando mis sentimientos? Claro, claro. Pero yo le estaba contando que lo sé todo pues. Ah sí, que no se preocupen, sí yo ya me acostumbré. Sí sé, tengo que tener más cuidado para la otra ¿Cómo? Ah, sí, es verdad, debo abrir los ojos y cerrar el corazón.

19 julio 2006

No sé.

Me siento ahogada, sí, como en una pequeña burbuja de cristal donde no ocurre nada y donde no hay nadie. Y tampoco quiero que me vean, que me vislumbren siquiera. Estoy cansada, cansada de la inercia, de la soledad que me consume por dentro, de esas entrañas de sangre que se encuentran en mi interior, como si la historia del mundo no fuera suficiente para alimentar la vida misma. Cansada.

Y yo quiero volver a sonreír como antes, no sufro por amor alguno ni esas tonteras que a veces suenan tan hermosas. Sufro por esta pasividad, por esta inercia que me tiene sin sonrisa, sufro sin sufrir, porque no siento nada. Porque me duele la cabeza y tengo un sabor amargo en mi boca, porque a veces tengo hambre pero no como nada, porque ya no quiero comer, porque ya todo me da asco. Sufro sin sufrir siquiera, porque no me siento, porque lo único que me hace respirar un poco es cuando estoy durmiendo, cuando vivo en sueños, aunque en sueños ni mis amigos me reconozcan.

A veces la gente no entiende y se enoja con uno, porque sienten que todo es tan fácil. “No tienes porqué sufrir” dicen algunos “Pero sale de ahí, deja el dramatismo, sonríe” dicen otros. Pero es inevitable, pues no me gusta fingir si no lo siento. No siento que sonría, no siento el hacerlo, no siento reír ¡No lo siento! Y me desespera… Me siento tan abajo… No tengo angustia, tengo inercia, tengo ahogo, como si me hubiese tomado cinco cajas de Ravotril al hilo, dopada al máximo… Y no he hecho nada más que existir ¿Es acaso la existencia una caja de Ravotril gigante? ¿Es acaso que estoy dopada al máximo por tan sólo pensar? O existir… o nada más… Nada más.

14 julio 2006

Confituur




















Demasiado bella...
El amor parece acabar, pero en realidad no lo hace...

13 julio 2006

Un regalo

[Un regalo de Federico García Lorca]

(Van saliendo mientras hablan. Aparecen Leonardo y la novia.)

Leonardo: ¡Calla!

Novia: Desde aquí yo me iré sola.¡Vete! ¡Quiero que te vuelvas!

Leonardo: ¡Calla, digo!

Novia: Con los dientes,con las manos, como puedas.quita de mi cuello honrado el metal de esta cadena, dejándome arrinconada allá en mi casa de tierra.Y si no quieres matarme como a víbora pequeña, pon en mis manos de novia el cañón de la escopeta.¡Ay, qué lamento, qué fuego me sube por la cabeza!¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!

Leonardo: Ya dimos el paso; ¡calla! porque nos persiguen cerca y te he de llevar conmigo.

Novia: ¡Pero ha de ser a la fuerza!

Leonardo: ¿A la fuerza? ¿Quién bajó primero las escaleras?

Novia: Yo las bajé.

Leonardo: ¿Quién le puso al caballo bridas nuevas?

Novia: Yo misma. Verdad.

Leonardo: ¿Y qué manos me calzaron las espuelas?

Novia: Estas manos que son tuyas,pero que al verte quisieran quebrar las ramas azules y el murmullo de tus venas¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Aparta!Que si matarte pudiera, te pondría una mortaja con los filos de violetas.¡Ay, qué lamento, qué fuego me sube por la cabeza!

Leonardo: ¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!Porque yo quise olvidar y puse un muro de piedra entre tu casa y la mía.Es verdad. ¿No lo recuerdas?Y cuando te vi de lejos me eché en los ojos arena.Pero montaba a caballo y el caballo iba a tu puerta.Con alfileres de plata mi sangre se puso negra, y el sueño me fue llenando las carnes de mala hierba. Que yo no tengo la culpa, que la culpa es de la tierra y de ese olor que te sale de los pechos y las trenzas.

Novia: ¡Ay que sinrazón! No quiero contigo cama ni cena, y no hay minuto del día que estar contigo no quiera,porque me arrastras y voy,y me dices que me vuelvay te sigo por el aire como una brizna de hierba.He dejado a un hombre duro y a toda su descendencia en la mitad de la boda y con la corona puesta.Para ti será el castigo y no quiero que lo sea. ¡Déjame sola! ¡Huye tú! No hay nadie que te defienda.

Leonardo: Pájaros de la mañana por los árboles se quiebran.La noche se está muriendo en el filo de la piedra. Vamos al rincón oscuro, donde yo siempre te quiera, que no me importa la gente, ni el veneno que nos echa. (La abraza fuertemente.)

Novia: Y yo dormiré a tus pies para guardar lo que sueñas.Desnuda, mirando al campo, como si fuera una perra, (Dramática.)¡porque eso soy! Que te miro y tu hermosura me quema.

Leonardo: Se abrasa lumbre con lumbre.La misma llama pequeña mata dos espigas juntas.¡Vamos! (La arrastra.)

Novia: ¿Adónde me llevas?

Leonardo: A donde no puedan ir estos hombres que nos cercan.¡Donde yo pueda mirarte!

Novia: (Sarcástica) Llévame de feria en feria,dolor de mujer honrada,a que las gentes me vean con las sábanas de boda al aire como banderas.

Leonardo: También yo quiero dejarte si pienso como se piensa.Pero voy donde tú vas.Tú también. Da un paso. Prueba. Clavos de luna nos funden mi cintura y tus caderas. (Toda esta escena es violenta, llena de gran sensualidad.)

Novia: ¿Oyes?

Leonardo: Viene gente.

Novia: ¡Huye!Es justo que yo aquí muera con los pies dentro del agua,espinas en la cabeza.Y que me lloren las hojas.mujer perdida y doncella.

Leonardo: Cállate. Ya suben.

Novia: ¡Vete!

Leonardo: Silencio. Que no nos sientan.Tú delante. ¡Vamos, digo! (Vacila la novia)

Novia: ¡Los dos juntos!

Leonardo: (Abrazándola) ¡Como quieras!Si nos separan, será porque esté muerto.

Novia: Y yo muerta.

(Salen abrazados. Aparece la luna muy despacio. La escena adquiere una fuerte luz azul. Se oyen los dos violines. Bruscamente se oyen dos largos gritos desgarrados y se corta la música de los violines. Al segundo grito aparece la mendiga y queda de espaldas. Abre el manto y queda en el centro, como un gran pájaro de alas inmensas. La luna se detiene. El telón baja en medio de un silencio absoluto.)


Telón

09 julio 2006

Passio


Así es. No sé cómo comenzar, o si alguna vez comenzaré.

He estado pensando, mi cabeza ha intentado maquinar respuestas para dudas tan intangibles como el amor ¿El amor? Boberías, siempre tonteras y patrañas. Siempre cuando me convenzo de que no creo en el amor y sus deambulares llega algo que quiebra mi coraza, que pensé que era de acero, pero siempre es de cristal.

Vicios, exactamente eso, para mí es un vicio amar, querer romper los cables de mi cerebro y entregar esta pasión delirante ¡¿Es que acaso la escritura, la poesía, el teatro y la vida misma no alcanzan para entregar toda mi pasión?! Siempre queda, a pesar de que me siento cansada, siempre queda algo y no aguanto tenerlo adentro, tenerlo cobijado en mí… Es que es verdad eso de que el amor lo es todo. Pues todo desde la raíz de tus pasiones lo haces con amor. Ah que rabia y que desazón me invaden en este momento, que ni las palabras son suficientes para desbordar todo lo que siento.

¿Amar? Claro que no, pero querer, querer y quedarme en el limbo. No saber qué hacer, no saber qué estoy haciendo y qué debo o quiero hacer. Siento mis manos ensangrentadas, sí. Con esa dulce sangre que no existe nada más que en nuestros sueños. Odio, aborrezco y adoro a la vez los cuentos perfectos y tristes. Ah pasión no consumada ¡Por qué! Yo no entiendo Federico, no entiendo cómo fuiste capaz de sobrevivir a esa pasión que te invade, de verdad no lo comprendo. Y tampoco logro entender cómo pudiste ser entendido ¡Porqué yo no lo logro Federico! ¡Por qué! No quiero ser cómo tú, porque eres demasiado perfecto y creo que cada uno debe ser como es y en lo posible único y original. Pero sí quiero comprensión mi Federico, sí quiero que me entiendan y que no se asusten con mi mundo ¿Por qué con tu mundo no se asustaron Federico? ¿Acaso allá en España la pasión y la locura, aquél mundo tan confuso, es fácil de comprender? O por lo menos de compartir ¿Por qué Federico? ¿O es acaso que la ocultabas en tu vida diaria y sólo la mostrabas cuando escribías y dirigías? Oh Federico, que delirantes preguntas y vacías respuestas. Y yo te hablo al éter, como aquella otra noche bajo la lluvia cuando los ojos ciegos me escuchaban ¿Es acaso que estoy loca? ¿Por qué la gente ya no desea tanto? ¿Será ese el problema Federico? Como que en mi alma tengo épocas atravesadas, por una parte mis pasiones, sueños e ideales, son comparables con aquellos que existieron en la antigüedad… Pero mis miras, mis deseos de cambio, mi fuerza… trascienden a esta época ¿Quién soy? Tengo tanta duda Federico, creo conocerme pero cada vez me sorprendo ¡Es que no soporto tener la pasión atragantada! No soporto esos instantes, esos segundos que tengo la oportunidad de compartir mi mundo y aquellos salen corriendo… No entiendo. Yo tenía y tengo tanto dentro de mí ¿Por qué escapar? ¿Es demasiado y los ahogo? Y no penséis Federico que son cualquiera… No… Ellos también tienen pasión, sólo que no quieren darse cuenta ¡Les cuesta tanto! Les da tanto miedo. No se atreven a romper esas propias limitaciones que se auto imponen. Tienen pasión, pero mientras algunos tienen tantas cosas en su cabeza y en su alma que podrían entregar pero que sólo de ellas dan algunas, otros… entregan pero tienen miedo de ir más allá… ¡Ah Federico! ¡Yo no soy una Gorgona! ¡Ni menos una de las Furias! O quizá seré todo eso y más, y no sé dónde voy y dónde quiero ir. No intento matar ni ahogar a nadie, no soy la Viuda Negra ni menos la Mantis Religiosa, pero aún así se esconden, se escabullen, se maravillan y luego temen ¿Acaso quieren que los odie? ¿Qué no les entregue nada? ¡¡Que sea una estúpida estatua de hielo!! Que no tenga alma ni pasión… Acaso quieren que sea una pintura arruinada por el tiempo, pero que aún sigue intacta…

¿Por qué temen Federico? ¿Por qué se esconden bajo la tierra llena de musgos?

08 julio 2006

El río de los muertos Pt.I


Ofelia: ¿Dónde has querido enterrar tus pasos? ¿Dónde has dejado mi alma y mi cuerpo dormido? Y yo aquí estoy ¿No ves? Buscando a tientas una vela para iluminar este camino lleno de piedras y de cráneos.

Animus: Ofelia

Ofelia: ¿No le hablo tan sólo al aire? ¿Quién osa escuchar mis pensamientos tibios?

Animus: Ofelia dulce.

Ofelia: Dulce mi sangre y amargos mis labios ¿Quién eres?

Animus: Hermosa Ofelia.

Ofelia: ¿No me oyes? O es que no quieres contestarme quizá ¿Dónde vas errante ser? ¿Dónde dejas tus sueños?

Animus: Mis sueños en tu alma están. Como si tus ojos brillantes pudiesen cobijar mi ser por completo.

Ofelia: No... No...

Animus: No ¿qué? Dulce ninfa.

Ofelia: No me regales sueños, no los quiero. Siempre terminan por marchitarse.

06 julio 2006

Eidos


Delirio, esa era la simple palabra que brotaba de mis labios cada vez que yo me sentaba sola en ese banco de la plaza de mil años. Hacía poco tiempo que mi corazón robado se había roto en pedacitos, y yo quería seguir reconstruyendo piezas que era imposibles de reconstruir. Me volví a sentar allí, bajo ese cielo gris a punto de estallar en llanto. Ese llanto amargado pero dulce a la vez. Cerré mis ojos, sentí el aroma a flores que me invadía, un aroma sin igual, como al de esos campos que yo recorría cuando no tenía edad ni fin. Pero tuve que volver a este estado, a la negrura máxima.

Los autos comenzaron a estallar con bocinazos chillones, cada segundo era un estallido inadmisible para mi sensibilidad muerta. Yo quería correr, pero el alma que llevaba a cuestas no me lo permitía. Me sentí ahogada, ahogada por esos murciélagos que viven en las cabezas de los hombres y mujeres que no tiene fin ¡Eidos! Te visitaré, o sin más ni menos, me recogerás en tus brazos dormidos, y fluiré por los aires de la muerte junto a ti.

Eidos paraíso de los muertos suicidas, entre escritores en sangre, y almas sin destino, yo quiero correr hacia ti pero la carne no me lo permite. Carne muerta, muerta carne… Delirium Tremens. Como si mi cuerpo estuviese bebido en alcohol miles de años, pero ese alcohol que no es de los hombres sino de dioses vencidos por la razón.

Un amante borroso en el espejo, con las manos ensangrentadas de tu alma. Y tu corazón niña Soledad, tu corazón en las manos de él… Roto. Sangre por todas partes, cristales enmudecidos por el dolor sin fin. Y no puedes, no puedes correr.

¡Gritos! Escucho gritos y no puedo correr. Las manos de él ensangrentadas, las manos de él con mi corazón. Y la demonio que lo acompaña con esas risas estridentes, con sus labios rojos besados por él ¡Maldito me mentiste! Me querías pero te fuiste lejos, tan lejos para no…

Calla tierna Soledad, tibia y enamorada loca. Estás sola, es ese destino que tienes y que llevas a cuestas ¿Qué harás soledad? Aquellos en quienes confiabas te dieron la espalda, la mofa que existía en sus almas por fin salió al exterior. No todos entienden Soledad, no todos entienden.