
Delirio, esa era la simple palabra que brotaba de mis labios cada vez que yo me sentaba sola en ese banco de la plaza de mil años. Hacía poco tiempo que mi corazón robado se había roto en pedacitos, y yo quería seguir reconstruyendo piezas que era imposibles de reconstruir. Me volví a sentar allí, bajo ese cielo gris a punto de estallar en llanto. Ese llanto amargado pero dulce a la vez. Cerré mis ojos, sentí el aroma a flores que me invadía, un aroma sin igual, como al de esos campos que yo recorría cuando no tenía edad ni fin. Pero tuve que volver a este estado, a la negrura máxima.
Los autos comenzaron a estallar con bocinazos chillones, cada segundo era un estallido inadmisible para mi sensibilidad muerta. Yo quería correr, pero el alma que llevaba a cuestas no me lo permitía. Me sentí ahogada, ahogada por esos murciélagos que viven en las cabezas de los hombres y mujeres que no tiene fin ¡Eidos! Te visitaré, o sin más ni menos, me recogerás en tus brazos dormidos, y fluiré por los aires de la muerte junto a ti.
Eidos paraíso de los muertos suicidas, entre escritores en sangre, y almas sin destino, yo quiero correr hacia ti pero la carne no me lo permite. Carne muerta, muerta carne… Delirium Tremens. Como si mi cuerpo estuviese bebido en alcohol miles de años, pero ese alcohol que no es de los hombres sino de dioses vencidos por la razón.
Un amante borroso en el espejo, con las manos ensangrentadas de tu alma. Y tu corazón niña Soledad, tu corazón en las manos de él… Roto. Sangre por todas partes, cristales enmudecidos por el dolor sin fin. Y no puedes, no puedes correr.
¡Gritos! Escucho gritos y no puedo correr. Las manos de él ensangrentadas, las manos de él con mi corazón. Y la demonio que lo acompaña con esas risas estridentes, con sus labios rojos besados por él ¡Maldito me mentiste! Me querías pero te fuiste lejos, tan lejos para no…
Calla tierna Soledad, tibia y enamorada loca. Estás sola, es ese destino que tienes y que llevas a cuestas ¿Qué harás soledad? Aquellos en quienes confiabas te dieron la espalda, la mofa que existía en sus almas por fin salió al exterior. No todos entienden Soledad, no todos entienden.
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