
Ofelia: ¿Dónde has querido enterrar tus pasos? ¿Dónde has dejado mi alma y mi cuerpo dormido? Y yo aquí estoy ¿No ves? Buscando a tientas una vela para iluminar este camino lleno de piedras y de cráneos.
Animus: Ofelia
Ofelia: ¿No le hablo tan sólo al aire? ¿Quién osa escuchar mis pensamientos tibios?
Animus: Ofelia dulce.
Ofelia: Dulce mi sangre y amargos mis labios ¿Quién eres?
Animus: Hermosa Ofelia.
Ofelia: ¿No me oyes? O es que no quieres contestarme quizá ¿Dónde vas errante ser? ¿Dónde dejas tus sueños?
Animus: Mis sueños en tu alma están. Como si tus ojos brillantes pudiesen cobijar mi ser por completo.
Ofelia: No... No...
Animus: No ¿qué? Dulce ninfa.
Ofelia: No me regales sueños, no los quiero. Siempre terminan por marchitarse.
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