14 octubre 2010

Mmm

A veces uno cree ciertas cosas, piensa ciertas cosas, genera ciertas cosas, predice ciertas cosas. Y ahí uno se da cuenta de que lo que pensaba era cierto. Pero ¿qué pasa si todo esto es relativo? Si te das cuenta de que ciertas cosas sí funcionan, y que otras no. ¿Qué pasa si te carcome la incertidumbre por saber qué es lo que ocurre? Ay dioses, tierra, natura, lo que sea que haya, lo que sea que exista ¡Cómo saber! ¡Cómo saber! Son tantas cosas las que revolotean en mi cabeza, como si fueran avispas, como si fuera agujas pequeñitas que se clavan pesadas y metálicas en los cables de mi cabeza.

No entiendo, no me entiendo, no te entiendo, no los entiendo, no entiendo a nadie ni a nada. Es como si caramelitos se hubieran pegado entre mis cabellos, y alguien malsano y desgraciado me los estuviera tirando. Me canso.

¡Ay! Y quiesiera hablar, quisiera decir tantas cosas que no puedo decir, y no decir tantas de las que digo. Quisiera darme cuenta de que lo que hago no está mal, pero dudo. Dudo de todo. Dudo de mí, dudo de ustedes, dudo de la vida misma. Dudo de lo que puedo y lo que soy, dudo de lo que quiero, dudo de si existo o no.
Y quisiera tirarme contra la tapia, y olvidarme de todo, nacer de nuevo, no sentir nada.
Quisiera no temerle a mi nombre, quisiera no sentirme avergonzada cuando estoy cerca, quisiera abrazar sin miedo, quisiera mirar sin temer, quisiera, no sé, no sé qué quiero. Eso es lo que pasa. No sé, y no estoy acostumbrada a no saber qué quiero.

Y me siento mala, maldita, un demonio caído. Siento que rasgo la vida, mi vida, vidas. Siento que camino descalza sobre piedras calientes mientras todos saben lo que yo no sé, mientras todos me miran de reojo y no me dicen las cosas a la cara.

No entiendo, no me entiendo, no sé. Creo que quisiera saber.

Sol

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