
No puedo defenderme y lo sabes, no puedo morir porque sabes que eso es imposible. No soy nada tuyo y no quiero serlo, soy parte del viento. Soy el humo de las entrañas. Soy la desintegración de todo mal y de todo bien. Todos tenemos algo de ególatras, todos tenemos esas armas de espinas que usamos para despedazar los matorrales que nos impiden caminar.
Palabras para ti, que no aún no sé dónde estás:
" No te he visto en días y me parece una eternidad, me parece una eternidad no haberte visto en siglos. Tú sabes que estamos perdidos en este mar de carne y pensamiento. Que no podemos salir aún de estos cuerpos por más que queramos, que la única forma es encontrarnos, encontrarnos después de tanto tiempo. Te espero, te anhelo, te quiero amor, te quiero desde el inicio de los tiempos cuando éramos sólo uno. Cuando fuimos despedazados por nuestras ansías de conocer el mundo, y es ahora cuando nos damos cuenta de que no sólo debemos crecer como seres humanos y almas perdidas, sino que nos necesitamos con locura, con dolor de entrañas, con amor, con miseria, con la fuerza irremovible del amor puro. Quiero tocarte, saber que estás ahí, que después de las lágrimas derramadas te volví a encontrar. Quiero saber de ti, morir en ti, llorar en ti, no ser nada más que tu pureza extrema. Quiero destrozar esta barrera irremediable, quiero verte, salir de este cuerpo soso y verte. Amarte, amarte como antaño cuando era el fuego nuestro lecho, cuando era el agua nuestra miel, cuando era el aire nuestra unión.
¿Dónde estás? ¿Por qué no contestas a mis súplicas? ¿Ya no me escuchas? O es que quizá tú no estás aquí, que nos has vuelto, que ya te fuiste, que me esperas en el final. Que no quiero, que no quiero esperar tanto para reencontrarte, que quiero ser ahora mismo parte de ti como antes. Que quiero hundirme en tu miel destrozada, que quiero bajar del cielo de la tierra y abrazarte después de tantas batallas, que quiero secar tu sangre como ese día que nos vimos por última vez ¿Cuánto ya? Dos, tres, cuatro, cinco, siete, mil siglos... No lo sé, sólo recuerdo nuestro deambular por los pastizales, luego el fuego, luego la sangre, luego la muerte y por último la promesa y la certeza de que nos volveríamos a encontrar ¿Perderte? Yo sé que me escuchas, pero que aún no puedes hacer nada, que aún no puedes mover los continentes para encontrarme. Yo sé que estás aquí, quizá infinitamente lejos, quizá ridículamente cerca, pero yo sé que es en este siglo, en esta vida donde nos debemos reencontrar. Todo error, todo misterio fue para que los fuegos de la noche se unieran de nuevo, para que los dioses de la tierra hiceran estos cuerpos a la medida, para que nuestros ojos etéreos volviesen a contemplarse. Te Amo, te amo y te deseo, deseo encontrarte después de tanto tiempo ¿Servirá de algo este deseo incontrolable? Te vi desde lejos ¿no?... ¿Habrás sido tú?..."
Solitude
1 comentario:
Quizás esté ahí...
Y no te has dado la molestia en notarle...
Saludos, hermana.
¿Nerviosa por Épica?
Todo saldrá bien si te alejas de las rejas, jajajajaja.
Besos.
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