No sé que escribir, sólo sé que quiero escribir. No sé qué decir, sólo sé que tengo algo que decir, o que tengo que decir algo que no es lo mismo. Podría escribir quizá alguna historia de amor contrariado, o quizá escribir sobre la filosofía de la vida o de la muerte. Podría hablarles de mi dolor de hombros, o de mi misión de quererme tal cuál soy. Podría hablarles de la música, y de lo maravilloso y exquisito que es escuchar Bajofondo Tangoclub en un día como hoy o en cualquier día. Podría hablarles también de cuánto me gustaría ver y hablar con ciertas personas con quienes no hablo y veo desde hace años... Podría decirles cuánto me gustan los chocolates o las puestas de sol, o cómo adoro las rosas o cualquier tipo de flor. También quizá debería hablarles de mi amor por las cartas y cómo adoraría que alguien me escribiera y yo así poder responderle, o podría gritar a los cuatro vientos mi fascinación por la historia y por las épocas pasadas, en especial por los años 20'. Podría susurrarles canciones viejas, que hablan de amor y desesperación. Podría decirles el letargo que inunda las noches, o la acción que inunda mi cabeza. Podría hablarles de mi sueño de amar, y de ser querida, de abrazar a mi amor y besarlo en los labios, y de decirle te quiero, y de recostarme junto a él sobre la arena húmeda de la playa... luego pasear por la orilla del mar, para después bañarnos en el mar y yo con miedo porque le temo al mar. Podría decirles eso... Mi temor por el mar y los maremotos, hablar quizá de esos sueños que tengo que me llenan de terror, maremotos y maremotos por doquier. Podría entablar una conversación con ustedes sobre la poesía y mis ansías de volver a escribirla, o sobre lo que amo el teatro. Sí, podría perfectamente hablarles de lo que cuesta ser una persona de teatro, de lo que amo el teatro y lo desgastada que estoy por él. Podría seguir hablándoles de mis sueños de amor, soñar por ejemplo que estoy con mi amado de la mano paseando por las calles de Santiago o de Buenos Aires... Sacamos fotos bellísimas a esos edificios que tanta historia albergan, y luego nos vamos a tomar un helado y como siempre me mancho la boca o las manos y él se ríe de mí y me dice que soy una nenita. Podría hablarles de mis frustraciones ¡cuánto me gustaría ser una muchacha de la música! o que tengo vergüenza de mi cuerpo, o cómo adoraría saber tantas cosas con respecto a la historia, a la literatura, a la filosofía... Podría decirles que tengo miedo, que me siento inerte que me gustaría ser más activa en la lucha de la tierra que está siendo destruida, y de los derechos de las personas. Podría pedirles y decirles por favor que necesito más tiempo, que el tiempo pasa muy rápido y no lo alcanzo aprovechar. Podría hablarles de mis ansías de tener una compañía itinerante y mostrar nuestro trabajo por distintos pueblos de Chile y el mundo, podría articular palabras intentando que me entendieran lo que quiero decirles, que quiero internarme en un bosque, sin miedo a que me van a asaltar o a violar, o a matar, o todas esas cosas que pasan y que siempre han pasado y que siempre van a pasar... y Correr por los bosques y hundirme en su verdor... Podría decirles que tengo que decir muchas cosas más de todo lo que he dicho que podría decirles, pero los aburriría.
Sol
1 comentario:
Podrías decir muchas cosas.
Quizás el valor se encuentra en la decisión de decirlas o no.
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